El pintor que miraba de frente
24 de enero de 1823, Buenos Aires – 3 de noviembre de 1870, San Isidro, Buenos Aires.
Prilidiano Pueyrredon fue un pintor y arquitecto argentino. Era hijo del político y militar Juan Martín de Pueyrredon, quien fuera Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y de la patricia porteña María Calixta Tellechea y Caviedes.
Nació en Buenos Aires, en la quinta “Santa Calixta” que sus padres tenían en la actual calle Libertad esquina Juncal, lugar conocido por el nombre de las “cinco esquinas”. Prilidiano estudió en Buenos Aires en el Colegio de la Independencia dirigido por Percy Lewis, hasta completar su educación primaria. Desde pequeño demuestra tener vocación por el dibujo. A los doce años de edad, en 1835, viajó a España con sus padres, regresando en 1841 luego de seis años, con una recalada de tres años de permanencia en Rio de Janeiro. Contando 21 años, en 1844, emprendió nuevamente un viaje a Europa, realizando estudios de pintura en Florencia y posteriormente en París donde concurrió la prestigiosa Escuela Politécnica, egresando con el título de ingeniero a la vez que perfeccionaba sus conocimientos pictóricos. Su formación artística es europea, especialmente francesa, influjo éste que se percibirá nítidamente en los aspectos formales y cromáticos de sus pinturas. De regreso en Buenos Aires en 1848, ejerció su profesión de ingeniero realizando obras realmente importantes, entre las que se destacan la mansión que le construyera a Don Miguel de Azcuénaga, actual residencia presidencial de Olivos, el puente sobre el Riachuelo, las modificaciones de la antigua pirámide de Mayo, la refacción de la iglesia del Pilar y la restauración en 1858 de la Casa de Gobierno. Dentro de las reformas y ampliaciones que realizara en su chacra de San Isidro (actual Museo Juan Martín de Pueyrredon) se destaca la gran galería que da frente al Río de la Plata, como las habitaciones en los altos donde dispuso su bien iluminado atelier, en que pasaba varios días en total reclusión dedicado por entero a pintar.
(1865), “San Isidro” (1867) y “Paisaje de la Costa”, los que además de poseer una elevada fuerza de comunicación guardando una grata armonía cromática, tienen un elevado valor iconográfico y testimonial. Según Jorge Romero Brest “el último período de su vida, Pueyrredon no acusa mayores influencias; parece haberse desprendido de toda preocupación estética y abordado la expresión, tanto del hombre como de la naturaleza, libre de prejuicios”. Víctima de la diabetes, Prilidiano Pueyrredon, vivió sus últimos años aquejado por esta enfermedad hasta que, en el mes de octubre de 1870, cuando contaba con tan solo 47 años de edad, su mal se agravó por lo que abandonó su refugio de San Isidro para trasladarse a su otra residencia porteña. Un mes después, el 3 de noviembre, moría en la más completa soledad.