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San Martín y Pueyrredon

Marcos Pueyrredon

Marcos Pueyrredon

En julio de 1816, el general San Martín regresa a la provincia de Córdoba para entrevistarse con el nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredon. San Martín arriba procedente de Mendoza, llegado a Córdoba unos días antes que Pueyrredon. El Director Supremo llega a Córdoba entre el 16 y el 21 de julio.

San Martín explicando a Pueyrredon el plan del cruce de los Andes

 

Pueyrredon y la ayuda a San Martín

Al poco tiempo de que el Congreso designara al nuevo Director Supremo, San Martín escribe el 19 de julio a Godoy Cruz:

“Con esta remito un correo extraordinario para Pueyrredon: todo su objeto es tener con él una entrevista para arreglar el plan que debemos seguir: el tiempo es corto, hay mucho que hacer y las distancias son largas: en tres correos se pasa el invierno y hétele que llega el verano, nada se hace, los enemigos nos frotan y la comedia se acabó a capazos.”

En dicho correo extraordinario dice a Pueyrredon:

“Ni mi salud valetudinaria ni sacrificio alguno es capaz de arredrarme. Al efecto, y para concretar los planes bajo de que debe obrar simultáneamente la nación, con cuyo principal impulso serán nuestros esfuerzos tan ineficaces como parciales, pido encarecidamente a V.E. se sirva permitir me persone en esa ciudad, en cuya entrevista tendré el honor de esgrimir ante las supremas autoridades lo íntimo de mis sentimientos con la sinceridad de un patriota que lo pospone todo a la gloria de consolidar la de su país.”

A esa altura ya era un secreto a voces que San Martín planeaba una expedición para libertar a Chile; en cambio, son pocos los que tienen idea concreta de que su plan es más vasto y tiene por mira la destrucción del poderío fernandino en el Perú. Pueyrredon se toma su tiempo.
A poco de ser elegido, se dirige a inspeccionar el Ejército del Norte y a deliberar con Rondeau, a quien finalmente hace aceptar su relevo por Manuel Belgrano, cuya designación se hará el 10 de julio. Superado este escollo, analiza y aprueba el 24 de junio una Memoria que se le ha remitido desde Buenos Aires y presentada el 20 de mayo por el oficial mayor de la Secretaría de Guerra, Tomás Guido.

El documento es de una importancia extraordinaria y formidable como elemento de convicción. La Memoria de Guido muestra un profundo conocimiento de la situación política que se vive en Europa y en América, así como una precisa información respecto de las fuerzas que puede movilizar el virrey del Perú, y postula sin hesitación que el objetivo por alcanzar en forma inmediata es el de la restauración del antiguo Reino de Chile. Lo sostiene con tres razones, que analiza exhaustivamente una por una: porque es el único flanco donde el enemigo se presenta más débil; porque es el camino más corto, fácil y seguro para libertar a las provincias altoperuanas; y porque la restauración de la libertad en el país chileno consolidará la emancipación de América bajo el sistema a que induzcan ulteriores acontecimientos. Después de participar de las celebraciones religiosas y sociales que se hacen con motivo de la declaración de la Independencia, Pueyrredon viaja a Córdoba para encontrarse con San Martín. Tan decidido estaba a hacerlo, que el 6 de junio le había escrito desde Jujuy:

“… dentro de ocho días me pondré de regreso en Tucumán y con muy corta detención continuaré hacia la Capital: de modo que debo llegar a Córdoba del 10 al 12 de julio. Estoy convencido de que es sumamente importante que tengamos una entrevista para arreglar con exactitud el plan de operaciones, que sea más adaptable a nuestras circunstancias. Para esto, creo sería más conveniente señalar la ciudad de Córdoba”.

San Martín parte de Mendoza el 2 de julio y llega el 9 a Córdoba, donde se hospeda en la casa de don Orencio Correas. La conferencia entre Pueyrredon y San Martín se prolongará sin testigos por dos días y habrá total acuerdo. Presumiblemente hablaron de los detalles del plan de la campaña a Chile. El 22, San Martín escribe a Godoy Cruz:

“Me he visto con el dignísimo Director, que tan acertadamente han designado ustedes. Ya sabe usted que no soy aventurado en mis cálculos, pero desde ahora les anuncio que la unión será inalterable, pues estoy seguro que todo lo va a transar. En dos días, con sus noches, hemos transado todo Ya no nos resta más que empezar a obrar. Al efecto, pasado mañana partimos cada uno a su destino con los mejores deseos de trabajar en la gran causa.”

De allí en más Pueyrredon destina gran parte de sus esfuerzos en apoyar el Plan Continental de liberación ideado por San Martín a fin de declarar la independencia del territorio de América del Sur que formaba parte de Imperio español.
San Martín le solicitó permanentemente al Director Supremo recursos humanos y materiales para el Cruce de los Andes. En una carta fechada en noviembre de 1816, Pueyrredon le escribía:

“Van los 200 sables de repuesto que me pidió. Van las 200 tiendas de campaña, y no hay más. Va el mundo, va el demonio, va la carne. Y yo no sé cómo me iría con las trampas en que quedo para pagarlo todo, a bien que, en quebranto me voy yo también para que usted me dé algo del charqui que le mando, y ¡carajo! No me vuelva usted a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la Fortaleza.”

Otra carta de Director Supremo Pueyrredon de diciembre de 1816 dias antes de salir rumbo a Chile decia:

“Buenos Aires, 2 de diciembre de 1816 …No hay, amigo mío, dinero: esto está agotado. Si los arrieros, no se conforman a esperar, será preciso renunciar a Chile, porque en el día no se aprontan los 30.000 pesos para su medio flete, aunque me convierta en diablo. Por los apuros de Usted puede graduar los míos, en que se incluyen los de Usted, los de Belgrano, los de Salta, los de este ejército, los de todos los pueblos que ocurren aquí en sus necesidades, y los de todo el país; y agregue Usted a esto los de nuestros enviados en Brasil, Londres, Francia, Norteamérica. En fin, yo no sé como hemos de sufrir tantas necesidades, tantos clamores y tan pocos recursos…”

Juan Martín de Pueyrredon.

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