Pueyrredon

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Juan Martín de Pueyrredon

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Juan Martín de Pueyrredon
Juan Martin de Pueyrredon

Nació en Buenos Aires, el 18 de diciembre de 1777, hijo de don Juan Martín de Pueyrredon, vasco francés, y de doña Rita Damacia Dogan, de abuelo irlandés.

En 1791 comenzó sus estudios en el Real Colegio de San Carlos, interrumpiéndolos para atender los asuntos comerciales de la familia. Viajó a Cádiz, en 1795 donde residía su tío Diego, conocido hombre de negocios. Aprendió allí teneduría de libros, estudió la ciencia económica y practicó el comercio, alcanzando a formar un capital que llegó a ser respetable. Acompañó a su tío cuando éste fue expulsado a Francia por hugonote. En París cursó humanidades y realizó estudios de historia, literatura, filosofía y latín y de regreso a Cádiz quedó enamorado de su prima Dolores Pueyrredon. Tras un fugaz retorno a Buenos Aires en 1802, volvió a Cádiz al año siguiente y contrajo matrimonio.

El conflicto bélico europeo que se avecinaba apresuró su vuelta y embarcado con su esposa, arribó a Buenos Aires, en abril de 1804. Al producirse las invasiones inglesas, atendía junto con sus hermanos la casa comercial de su padre que había fallecido. Cuando Buenos Aires cayó en poder de los ingleses, el 27 de junio de 1806 Pueyrredon se contó entre quienes se dispusieron desde el primer momento a lograr la expulsión del invasor. Reunió unos 800 paisanos de los partidos de Luján, Morón y Pilar, tomando a su cargo no sólo la concentración de esas fuerzas, sino también contribuyendo de su propio peculio a los ingentes gastos que se produjeron durante la campaña.

Pueyrredon estableció su cuartel general en el paraje denominado “Las Chacras de Perdriel”, en las cercanías de Buenos Aires, pero fueron dispersados, por una columna a cuyo frente se encontraba el mismo Beresford (1º de agosto de 1806).

Pueyrredon después de este contraste logró ponerse a salvo y llegar a Colonia. Nuevamente cruzó el Río de la Plata con Liniers, bajo cuyo mando y al frente de los húsares participó heroicamente en las luchas del 12 de agosto de 1806; sus tropas se llamaron luego en su honor “Húsares de Pueyrredon”.

La victoria española fue completa y Pueyrredon se contó entre los héroes de la jornada. El mismo día de la Reconquista se le extendieron los despachos de coronel.

El 24 de octubre de 1806, por decisión del Cabildo fue designado para ir a España con el objeto de informar al Rey sobre los hechos ocurridos y solicitar las mercedes que merecía por su acción el pueblo de Buenos Aires.

A principios de 1807, en Madrid, se presentó al rey Carlos IV, quien acompañado por su familia le prodigó palabras amables. El primer ministro Godoy, dispuso finalmente desarmar los regimientos patriotas y le ordenó regresar a Buenos Aires el 2 de septiembre de 1807, concediéndole al Cabildo algunas condecoraciones y distinciones protocolares.

Pueyrredon presenció el motín de Aranjuez, el 19 de marzo de 1808, observó la caída de la monarquía española y la entrada de los franceses en la península; vigilado por éstos se ausentó a Cádiz, desde donde escribe al Cabildo de Buenos Aires, dando cuenta de la situación lamentable del gobierno metropolitano, la corrupción existente en la Corte, la acción de las tropas imperiales y los primeros síntomas de la resistencia del pueblo.

Fue uno de los primeros patriotas que desde 1803 trabajaron por la independencia, idea que se acentuó al observar aquel gobierno relajado e impotente, situación que a Raffo de la Reta le hace concluir que “al regresar al Plata, en el año 1809, está convencido de que América no tiene nada que esperar de España (sabiendo) que Inglaterra miraba con simpatía la posibilidad de la independencia del virreinato del Río de la Plata”.

Cuando llegó Pueyrredon a Montevideo fue detenido por orden del gobernador Elío, acusado de revolucionario y partidario de Napoleón, secuestrándole sus papeles. Incomunicado durante 45 días, fue enviado prisionero a España en una nave catalana, que azotada por un temporal arribó al puerto de Santos de donde Pueyrredon logró fugarse,  y en un navío portugués llegar a Buenos Aires en junio de 1809.

Pueyrredon se sumó al proyecto carlotino, que contaba con la adhesión de Castelli, Vieytes, Beruti, Rodríguez Peña y Belgrano, por el cual se pretendía coronar a la princesa Carlota en el Río de la Plata, constituyendo un reino independiente.

El virrey Cisneros lo hizo apresar con la intención de mandarlo a España. Llevado al cuartel de Patricios cuenta Mayochi que “otra vez fuga, marchando a Río de Janeiro. Decidido a volver, llega a la costa bonaerense el 9 de junio de 1810 y se entera de la deposición de Cisneros y de la constitución de la Junta”.

Se incorporó a la revolución de 1810 con todo el peso de su autoridad. El 3 de agosto fue ascendido a coronel y en la misma fecha fue nombrado gobernador delegado en Córdoba. Su traslado se hizo lento, asumiendo el mando el 15 de agosto. Al día siguiente lanzó una proclama invitando a la unión de peninsulares y americanos para evitar todo espíritu de revancha. Apresuró la elección del diputado que debía representar a la provincia en la Junta, siendo electo el deán Gregorio Funes.

Restableció la autoridad municipal, brindó ayuda a la Expedición Auxiliar al Alto Perú, reorganizó finanzas de la intendencia y la normalización de sus relaciones con el clero, afectadas por la detención y traslado del obispo.

Permaneció en el gobierno hasta diciembre de 1810, siendo relevado por su hermano Diego José, en razón de ser designado por la Junta de Gobierno, gobernador intendente de Charcas y presidente de la Real Audiencia de dicha ciudad. Al llegar a Chuquisaca lo aguardaba el Dr Juan José Castelli y el 24 de enero de 1811 se recibió del mando.

Cuando tuvo noticias del desastre de Huaqui (20 de junio de 1811), con las tropas vencidas marchó a Potosí, salvando de su Casa de Moneda los caudales existentes (un millón de pesos) y el tesoro del Banco de Rescate, en una acción heroica que duró varios días, y brindó los capitales indispensables para equipar los ejércitos de la Patria. Pueyrredon fue designado por el Triunvirato comandante en jefe del ejército del Alto Perú, por su valiente actuación en la retirada que siguió a la derrota de Huaqui. Renunció, sin embargo al cargo y fue reemplazado por Manuel Belgrano a fines de febrero de 1812.

De acuerdo al Estatuto de 1811, se reunió en Buenos Aires una asamblea general, el 4 de abril de 1812 que designó a  Pueyrredon triunviro en sustitución de Paso, en cuyo período gubernativo le tocó reprimir la conjuración española encabezada por Martín de Alzaga y la invasión portuguesa a la Banda Oriental. La primera fue castigada con energía y la segunda terminó con un tratado (26 de mayo de 1812), por el cual los portugueses respetarían las líneas de fronteras existentes antes de la invasión. La victoria obtenida por Belgrano en Tucumán a su riesgo y cuenta, no hizo sino subrayar el desacierto de las medidas del Triunvirato. La revolución del 8 de octubre produjo su caída y Pueyrredon fue confinado primero en La Matanza, después en Arrecifes y por último en San Luis, donde llegó en enero de 1813.

Allí adquirió una hacienda, dedicándose a las tareas rurales hasta que nombrado gobernador de Cuyo San Martín, en agosto de 1814, al pasar por San Luis lo visitó en su ostracismo. En noviembre de ese año, Pueyrredon fue a Mendoza a retribuirle la visita.

La proscripción de Pueyrredon concluyó en febrero de 1815; Alvear estaba en el gobierno desde el mes anterior y  Pueyrredon fue ascendido a coronel mayor de caballería (25 de febrero de 1815). Sus amigos puntanos lo eligen diputado al congreso de Tucumán, en julio de ese año. Participó en la asamblea desde su inauguración la que entre sus primeras preocupaciones tuvo la de designar un director supremo con autoridad nacional.

Se requería en esas circunstancias un hombre a la vez enérgico y moderado, alejado de las facciones enfrentadas, y que fuera aceptable a las provincias interiores y a Buenos Aires. El 3 de mayo fue electo Pueyrredon; los diputados de Cuyo apoyaron su candidatura, a la que se adhirió Güemes y rápidamente los diputados porteños y altoperuanos. San Martín influyó decisivamente en la elección. Sin pérdida de tiempo, el nuevo director marchó al norte para conocer personalmente la situación del ejército y poner fin al enfrentamiento entre Rondeau y Güemes. Comprendió que la defensa de la frontera norte dependía de las guerrillas del caudillo salteño, por lo que reemplazó la acción disolvente del primero por Belgrano a quien nombró general en jefe del Ejército del Norte.

Influyó en la declaración de la independencia, (9 de julio de 1816) poniéndose en marcha hacia Buenos Aires, la noche del 10 de julio con el acta en sus manos. En su viaje había convenido encontrarse con San Martín. La conferencia tuvo lugar en Córdoba entre el 15 y el 22 de julio donde resolvieron que aquél lo apoyaría, y ambos reorganizarían  la  Logia  Lautaro como  instrumento de gobierno. Pueyrredon daría amplio respaldo a San Martín para equipar el Ejército de los Andes. También trataron la invasión portuguesa a la Banda Oriental y la situación de Artigas, comprometiéndose Pueyrredon a solucionar el conflicto con los Pueblos Libres, y a ayudar al caudillo oriental en la resistencia que ofrecía a los lusitanos. Molinari afirmó que “en Córdoba quedaron fijadas las líneas generales de la futura acción de gobierno; la campaña a Chile, dentro de las miras de San Martín y Pueyrredon, haría efectiva la declaración de la independencia y como resultado la organización del país”.

Como gobernante debió hacer frente a la crítica situación interna y externa que vivía el país, respaldando el plan de liberación continental sanmartiniana sin claudicaciones que suponía en su concepto: unidad política, sacrificios financieros y efectividad militar.

Pueyrredon ni bien llegó a Buenos Aires se abocó a lo que sería una fecunda labor de gobierno de la que sólo referiremos los aspectos educativos y militar. En el primero, fue una de las preocupaciones del Director el viejo colegio San Carlos que había dejado de funcionar; Pueyrredon expidió un decreto el 2 de junio de 1817, designando a los ministros de Gobierno y Hacienda para que procedieran al restablecimiento del mismo y de los estudios públicos. Al año siguiente fue aprobado su nuevo reglamento. El 16 de julio de 1818, se reabría el colegio con el nombre de “Colegio de la Unión del Sud”. Además se fundaron escuelas en todos los pueblos de campaña y se proyectó la creación en Buenos Aires de una Universidad alentada por el Pbro Dr A. Sáenz, iniciativa que no se concretó hasta 1821.

En el segundo, se restructuró la Academia de Matemática para militares, siendo su rector don Felipe Senillosa y a la cual concurrieron gran cantidad de jefes y oficiales; se creó un tribunal militar permanente para resolver los delitos de traición y conspiración; se restableció el regimiento de Blandengues de la frontera; se organizó la Guardia Cívica obligatoria con los varones de 16 a 60 años, bajo la dirección de oficiales y se reglamentó el correo marítimo.

Sus relaciones con Artigas fueron agravándose hasta el enfrentamiento total, procurando tomar contacto con otros jefes militares del litoral, a fin de aislar al caudillo oriental. Sus ejércitos y los de sus circunstanciales aliados fueron derrotados primero en Entre Ríos y luego en Santa Fé.

“El problema de la amenaza de una invasión portuguesa a la Banda Oriental, que luego se materializó -destacan Floria y García Belsunce- hacía temer la formación de un tenaz frente de guerra para la revolución y la eventualidad de una alianza hispanolusitana. Además el gobierno nacional estaba ante el dilema de sostener a Artigas, caudillo rebelde enemigo del poder central dispuesto a usar su fuerza política y militar contra éste, o aparecer como cómplice de la invasión extranjera. Así la Banda Oriental se transformó en la verdadera manzana de la discordia”.

Pueyrredon entendió que había cumplido su ciclo de gobierno ejercido durante tres difíciles años. Se había sancionado el 22 de abril la Constitución, el país era independiente, Chile estaba liberado, la expedición al Perú asegurada y la paz con Santa Fé aunque provisoria, posibilitaba la firma de un tratado definitivo.

El 9 de julio de 1819, el Congreso aceptó su renuncia y designó en su lugar a Rondeau. Retirado de la vida pública se expatrió voluntariamente en 1820. En Montevideo no pudo desembarcar, por lo cual se dirigió al Brasil, donde permaneció hasta que las circunstancias le permitieron regresar. Producida la guerra con el Brasil, el 18 de diciembre de 1826, integró el Consejo Militar.

En abril de 1829, durante la revolución de Lavalle fue miembro de un consejo de gobierno, que tuvo especial importancia para lograr la paz en Buenos Aires. Pueyrredon revistaba en la plana mayor del ejército como brigadier general, y vivía entonces de la renta de sus propiedades.

En mayo de 1835 viajó a Francia residiendo algunos años en París; cuando volvió a América se estableció en Río de Janeiro, pero en octubre de 1844 se trasladó de nuevo a Europa.

 

Durante más de un lustro fue vecino del Grl San Martín con el cual mantuvo cordial relación, volvió al país en 1849, totalmente desvinculado de la vida política. Regresó como obedeciendo al llamado telúrico, para morir el 13 de marzo de 1850, en su chacra llamada del Bosque Alegre, en San Isidro.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

ADRIAN BECCAR VARELA, Juan M.  Pueyrredon, Bs. As., 1924.

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JOSE MARIA ROSA, Historia Argentina, Bs. As., 1964.

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JOSE R. RETAMOSA, La elección de Pueyrredon como Director Supremo (en Furlong. El Congreso de Tucumán) Bs. As., 1966.

MARCOS DE ESTRADA, Juan Martín de Pueyrredon en la Reconquista de Buenos Aires, Bs. As., 1970.

A. FLORIA – C. A. GARCIA BELSUNCE, Historia de los Argentinos, Bs. As., 1975, t. 1.

 

Fuente:

Iese.edu.ar. (2010). BIOGRAFÍAS. http://www.iese.edu.ar. http://www.iese.edu.ar/eude/biografias/P/pueyrredon_juan_martin_bio.html

 

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