Una mujer de temple

 

 

Juana María de la Cruz Pueyrredon O’Dogan (1773-1812) fue una patriota argentina, hermana de Juan Martín de Pueyrredon, uno de los principales precursores y líderes del movimiento emancipador. Es considerada una de las Patricias Argentinas. Nació en Buenos Aires en 1773, hija del bearnés Juan Martín Pueyrredon Labrucherie y de Rita Damasia O’Dogan Soria, porteña de ascendencia irlandesa por parte de su abuelo paterno.

 

 

Antecedentes históricos

Tanto la Reconquista como la Defensa de Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas tuvieron un lugar
relevante como antecedente de la Revolución de mayo de 1810 que dio inicio al proceso de Independencia
Argentina. En el año 1806, inmediatamente luego de la Reconquista, Juan Martín es nombrado diputado por el Cabildo ante la Corte de Madrid, a fin de informar a Carlos IV sobre los sucesos ocurridos en Buenos Aires. El 4 de noviembre partió Pueyrredon hacia la madre patria, y como el viaje marítimo resultaría infructuoso debido al bloqueo a la ciudad de la escuadra británica en el estuario rioplatense, el diputado porteño se dirigió por vía terrestre a Río Grande en el Brasil, embarcándose luego en Bahía rumbo al viejo mundo.

Sus gestiones en España no tuvieron éxito y decide regresar en enero de 1809 cuando presencia la caída de los Borbones  y la ocupación por las tropas de Napoleón. A su regreso es arrestado en Montevideo por orden del gobernador Francisco Javier de Elío, enemigo del Virrey Santiago de Liniers. Juan Martín es acusado de ser un agente francés  y pretenden devolverlo a España en calidad de prisionero, pero logra fugarse y llega a Buenos Aires donde se reúne con Liniers e intenta convencerle que no entregue el mando al nuevo Virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, que había sido designado para reemplazarlo y estaba próximo a llegar a la ciudad. El Virrey Liniers tenía el agrado del pueblo ya que había sido héroe de la Reconquista, el Cabildo Ayuntamiento resolvió en 1806 destituir al Virrey Sobremonte y le nombraron a él para que ocupara el cargo,  sin embargo Liniers rechazó la idea independentista que le planteaba Juan Martín.

 

Juan Martín, preso en el cuartel de Patricios

Cisneros se encontraba en la Banda oriental y tenía espías en la ciudad de Buenos Aires. La conspiración de Pueyrredon llegó a sus oídos. Por medio de su representante en Buenos Aires, el mariscal de campo Vicente Nieto, lo manda a arrestar en el cuartel del Regimiento de Patricios, situado en la célebre manzana de las Luces. No fue a parar a la cárcel del pueblo, en el edificio del Cabildo, debido a que se trataba de un preso político. Desde el calabozo continuó Juan Martín pregonando sus ideas revolucionarias y entonces Nieto decide trasladarlo a otro cuartel, al de Arribeños (de las Provincias o Reinos de Arriba: Córdoba, Tucumán, Mendoza, el Alto Perú). Esta orden empeora el malestar general que había surgido a causa de la detención de Pueyrredon y anticipa un desenlace fatal, tanto que Cornelio Saavedra, Jefe del Regimiento de Patricios, se ofrece como garante de la conducta del preso para evitar este traslado. En estas circunstancias interviene Juana, la hermana de Juan Martín.

 

La valentía de Juana

Juana tenía solo un año más de edad que su hermano Juan Martín, con quien le unía un cariño entrañable y compartía las ideas de independencia de las que aquel fue uno de los principales precursores.  Ella se presentó  en el Fuerte en primer lugar  y se dirigió al representante de Cisneros, el mariscal Vicente Nieto, para que postergara el temido traslado de Juan Martín al cuartel de Arribeños.

Contaba Juana con 36 años y era una dama de gran carácter y belleza. El fervor con que defendía a su hermano convenció a Nieto para obtener más tiempo. Se dirigió al Cuartel de Patricios y allí increpó a los guardias. Todos conocían a Juan Martín, ¿acaso iban a permitir que un compatriota fuese sacrificado sin ser juzgado?. Eso no se debía permitir. ¿Iban a expulsarlo del país?, el héroe de la Reconquista estaba injustamente acusado por un gobernante extranjero al que ni siquiera conocían.

Tomás Guido lo recuerda -en su Reseña de los sucesos de Mayo– reprendió a los oficiales y soldados con estas palabras “¿Consentiréis que sea sacrificado vuestro compatriota y amigo por la cruel injusticia de un gobernante? ¿Consentiréis que que sea expulsado de su país, tal vez para siempre, sin hacerle un cargo, sin oirle y sin juzgarle? No Patricios!, dejad que huya mi hermano si no queréis haceros cómplices de una iniquidad que amenguaría vuestra fama”. 

Juana les pidió que le dejasen huir. Los guardias escucharon en silencio y admiración; supo entonces que sus palabras les habían convencido. Esa misma noche se escapaba Juan Martín por una ventana del cuartel sin ser detenido. Sus dos hermanos, José Cipriano y Juana llevaron los caballos que permitieron su huída y se refugió en la casa de su amigo, el señor Orma. Al poco tiempo Juan Martín parte para Brasil hasta que en junio de 1810, con la Revolución de Mayo, puede regresar y ponerse a disposición de la nueva Junta de gobierno. Cabe destacar que es muy probable que Juana estuviera embarazada de su hija Clara Teodora en el momento en que tuvieron lugar estos acontecimientos; Juan Martín de Pueyrredon se fugó del cuartel de Patricios el 26 de Julio de 1809, la niña nació en 1810 y fue bautizada el 23 de abril. Este detalle suma valor y coraje al carácter de nuestra heroína en una época en que las mujeres no intervenían en la política.

 

El apoyo a la causa independentista

Juana continuó apoyando la causa independentista hasta su fallecimiento, tres años después en 1812. Adhirió al movimiento de mayo de 1810 y su nombre figura entre los que realizaron donativos para la expedición de unión a la provincias interiores.  Se había casado con Anselmo Sáenz Baliente (él escribía con “B” su apellido) y tuvo catorce hijos: Juan Pablo (1792), Francisco de Borja (1793), Casto José (1796), María Sebastiana (1798), María Benita (1799), Bernabé (1800), María Manuela (1801), María Juliana (1802), Pedro Pablo (1803),  Anselmo (1804),  José Francisco (1807), María Macedonia (1808), Clara Teodora (1810) y María de los Remedios  (1811).  Anselmo era natural de Nieva de Cameros y se convirtió en uno de los comerciantes más fuertes del virreinato, extendiendo su influencia hasta el Alto Perú. Antes de morir, en junio de 1812, Juana escribió su testamento donde pidió ser sepultada sin pompa ni grandeza mundana, que absolutamente prohibió,  y también, contra la costumbre de la época, dejó en herencia buena parte de sus bienes a sus hijas mujeres.

Octavio C. Batolla afirma que “fue la más celebrada mujer de su tiempo por su belleza, su distinción y su abnegado patriotismo, arrebatada a la sociedad en la plenitud de la vida”.

Juana fallece en 1812, sus restos descansan en la iglesia del Convento de Santo Domingo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Bibliografía de consulta

Elissalde, R. L. (2000). Los Pueyrredon (especial ed.). Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades.